Se declaran como Hechos Probados los siguientes:
E.O., mientras estaba mirando un tarde por la ventana de su casa, ve como a la vivienda contigua a la suya llega un vecino nuevo, llamado B. con un camión de mudanzas para instalarse alli. Una mañana E. y B. se encuentran, y tras saludarse cordialmente, descubren que se conocían, pues fueron compañeros de instituto y aunque llevaban años sin verse, enseguida se identifican como antiguos colegas. E. disimula su disgusto pero no está nada contento de tener como vecino a B. porque entre ellos habian viejas rencillas, que se remontan a un concurso de karaoke en el que compitieron en una fiesta de fin de curso del instituto y en el que ambos quedaron finalistas, resultando vencedor por amplia mayoria B., quien con su magnifica voz de entonces y su espectacular coreografia casi deja en ridiculo al pobre E.
Por ese motivo, y movido por su mal perder, E. trama un plan para acabar con la vida de B., y para ello llama a un amigo suyo (llamado P.), que es una persona bastante fria de carácter, corpulento y agresivo por naturaleza y le propone el plan. En realidad E. quiere que sea P. quien mate a B. y para ello le convence diciendo que esa persona es una alimaña y que se merece ese final. P. accede al plan encantado y los dos se ponen al habla con R., que es una amiga común de ambos, con indiscutibles encantos, a la que piden que seduzca a B. y quede con él en un lugar apartado de la ciudad, en un parque poco transitado, a altas horas de la madrugada, para asi poder ser sorprendido por P. y acabar éste con su vida.
R., que no tienen demasiados perjuicios, accede por pura diversión, aceptando el plan y sabiendo sus consecuencias. Los hechos se producen tal cual: E. ordena y dirije la acción pero no interviene directamente en la ejecución de los hechos sino que es P. quien se esconde detrás de los arbustos y cuando ve llegar al ingenuo B. del brazo de la malevola R., se lanza sobre él por la espalda, le asesta cuatro puñaladas, lo cual dará luygar a una muerte lenta y agonica de la victima, que lejos de morir de la primera puñalada, fallece por desangramiento, tal y como luego determinaron los forenses en sus informes de autopsia.
Cuando P. se marchaba a su casa, se encuentra con un amigo intimo llamado F., y no puede evitar contarle lo que acaba de hacer. Su amigo, que trabaja en una fragua, le recuerda la necesidad de deshacerse del cuchillo y se lo pide para destruirlo él, a lo que P. accede, y F. se lleva el cuchillo, quema el puño del mismo (que era de madera) y convierte la hoja del cuchillo en una plancha para asar sardinas que le regala a E., como recuerdo de su común secretillo. (AUTORIA Y PARTICIPACION).